Todo el que haya vivido un tiempo en Zaragoza sabe perfectamente que en esta ciudad existe una esquina lenta. Un lugar muy céntrico en el que la disposición de los edificios provoca una peculiar concentración del viento que casi impide caminar, que frena radicalmente los pasos del viandante, dando la impresión de que en ese pedazo de acera el tiempo se estira extraordinariamente, se roza la eternidad.

lunes, 6 de marzo de 2017

La medida de todas las cosas

Peral, manzano, cerezo, almendro... A los árboles nunca les ponemos el nombre de acuerdo a sus hojas, y mucho menos pensando en sus raíces, sino atendiendo apenas a la parte suya que nos podemos comer.

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