Todo el que haya vivido un tiempo en Zaragoza sabe perfectamente que en esta ciudad existe una esquina lenta. Un lugar muy céntrico en el que la disposición de los edificios provoca una peculiar concentración del viento que casi impide caminar, que frena radicalmente los pasos del viandante, dando la impresión de que en ese pedazo de acera el tiempo se estira extraordinariamente, se roza la eternidad.

miércoles, 22 de febrero de 2017

I distinti sapori della luce


Hubo más repercusiones:
Fabrizio Caramagna, además de traducir en su día al italiano 33 greguerías de Incumplir los años e incluirlas en su blog Aforisticamente, de cuando en cuando realiza antologías temáticas de aforismos y varias veces se ha acordado de mis frases para componer estas colecciones. Es un extraño honor. Que yo recuerde, Fabrizio incluyó greguerías mías en la antología sobre la lluvia, en otra sobre atardeceres, en otra sobre raíces, y en una sobre la luz.
Concretamente, la greguería que eligió sobre este último tema es esa que dice: "Las plantas conocen bien los distintos sabores de la luz", que en italiano quedó así de bien: "Le piante conoscono bene i distinti sapori della luce".
Pues bien, esta frase, en italiano, cayó en gracia en internet y lleva años saltando de un perfil a otro de Instagram y clonándose a lo loco por las redes sociales, plantándose incluso en algún que otro site pintoresco. Es como un ser vivo que se resiste a morir, multiplicándose de forma imprevisible. Esta greguería la he visto incluso traducida al inglés y al francés, pero en ninguna lengua ha tenido tanto éxito como en italiano, ni siquiera en español.
Es como si en italiano la idea hubiera alcanzado su forma ideal. Como si, según la bonita hipótesis de Walter Benjamin, la traducción fuera un peldaño que aproxima la obra a su forma definitiva, es decir, a ella misma.
Sea lo que sea, hay que ver lo bien que suena esta greguería en italiano:
Le piante conoscono bene i distinti sapori della luce.

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