Todo el que haya vivido un tiempo en Zaragoza sabe perfectamente que en esta ciudad existe una esquina lenta. Un lugar muy céntrico en el que la disposición de los edificios provoca una peculiar concentración del viento que casi impide caminar, que frena radicalmente los pasos del viandante, dando la impresión de que en ese pedazo de acera el tiempo se estira extraordinariamente, se roza la eternidad.

jueves, 4 de mayo de 2017

Curso de etiqueta (1)

Cuando se está comiendo y se quiere hacer un alto por cualquier cosa, los cubiertos se deben dejar sobre el plato en tal ángulo que señale la hora exacta en la que comenzó la parada.

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