Todo el que haya vivido un tiempo en Zaragoza sabe perfectamente que en esta ciudad existe una esquina lenta. Un lugar muy céntrico en el que la disposición de los edificios provoca una peculiar concentración del viento que casi impide caminar, que frena radicalmente los pasos del viandante, dando la impresión de que en ese pedazo de acera el tiempo se estira extraordinariamente, se roza la eternidad.

martes, 21 de agosto de 2012

Bonus-greguerías: las que llegaron tarde

(A estas greguerías no les sonó el despertador y, cuando llegaron, el libro ya estaba cerrado).

El caracol no tiene un lugar adonde volver.

¿Las canciones alegres gastan más electricidad que las tristes?

A algunas mujeres les huelen las flores del vestido.

En la funeraria nos envuelven para regalo.

En el espanto de orgasmo, es bueno tener a alguien a quien abrazarse.

Al parecer, a menudo las nubes son enormes y delicadísimas estructuras voladoras de hielo, sin piloto. Levísimas cometas colosales hechas de cristal. Cuando estas estructuras colisionan, se quiebran y desmoronan como aéreos castillos de naipes, precipitando a tierra en forma de cristalería arruinada, o granizo.

Pongamos por caso una tomatera: ¿cuánto de su esfuerzo, de sus rojas gotas de sudor, pasarán a formar parte del Número, del P.I.B.? Parece claro que alcanzar el Número requiere resistencia, de manera que no interesan tomates como pompas de jabón sino –¡ay!– tomates como gemas...

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