Todo el que haya vivido un tiempo en Zaragoza sabe perfectamente que en esta ciudad existe una esquina lenta. Un lugar muy céntrico en el que la disposición de los edificios provoca una peculiar concentración del viento que casi impide caminar, que frena radicalmente los pasos del viandante, dando la impresión de que en ese pedazo de acera el tiempo se estira extraordinariamente, se roza la eternidad.

domingo, 26 de agosto de 2012

Para un taller de brevedades - 2



El primer objetivo es descarrilar, o saltar en marcha de este tren sin frenos y sin destino conocido en el que nos pusieron al nacer.

Cambiando de metáfora, si las vidas son los ríos, la idea es salir del curso del agua y sentarse en la orilla, a mirar.

El primero puede ser un movimiento libertador, de rebeldía, de robot desobediente, aunque a veces, raras veces, no es buscado. Hay una serie de elementos que se conjuran, o que es necesario conjurar, para conseguir un buen descarrilamiento: silencio, retiro, soledad, lentitud.


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